lunes, 12 de marzo de 2012

Cuento popular

La ratona envió a sus ratoncitos a que exploraran el mundo y le contaran sus impresiones. El primero se aventuró a asomarse a la puerta y volvió muy azorado diciendo:

     —He visto un monstruo. Tenía grandes orejas, era lanudo, meneaba la cola y decía con voz áspera: “guau, guau”.

     —No tengas miedo, no te harán nada esos monstruos.

     El segundo salió, llegó al corral y volvió muy inquieto.

     —¡He visto un sultán! —dijo—. Se paseaba presumido, alzaba la cresta, cortejaba a su serrallo y decía: “¡quiquiriquí!”

     —No temas —dijo la ratona— no se dignarán verte esos presumidos sultanes que sólo se ocupan de cortejar.

 El tercero salió y volvió al punto muy contento:

     —He visto un señor muy bueno: estaba junto al fogón hecho una bola, tenía los ojos cerrados, y rezaba.

—De esos diablos que aparentan que rezan —dijo la madre —, de ésos te has de cuidar.

Rubén M. Campos